Nos daban las llaves de un estudio
vacío compartido. Abríamos la orden de
trabajo 001: “reimpresión de sobres americanos sin ventana”. Presentábamos
papeles y más papeles para formalizar un sueño. Trabajábamos en horas
intempestivas para sacar un volumen mucho más pequeño de curro. Todo lo que nos
rodeaba era prestado o de IKEA. Apenas teníamos 10 libros de marketing, diseño
o creatividad. Éramos más jóvenes. Más impulsivas. Más locas. Queríamos comernos el mundo y no teníamos
miedo al trabajo o al fracaso. Hace cuatro años la frase que más nos
repetían era “ahora viene lo peor, no es un buen momento para montar un
estudio”
Hoy, cuatro años después, muchas cosas han cambiado.
No hace ni medio año que empezamos
a trabajar en nuestro propio estudio. Llevamos
782 trabajos a nuestras espaldas: 782 órdenes de pequeños y grandes proyectos
en los que damos lo mejor de nosotras. Seguimos presentando papeles y más
papeles para todo tipo de cosas. Somos capaces de sacar adelante un volumen
mucho más grande de trabajo, aunque en temporadas como esta, seguimos
trabajando a horas intempestivas. No queda casi nada de IKEA, nos hemos pasado
a Stua, tenemos 2 sillas Doing que nos vuelven locas (aunque a los clientes les
de miedo sentarse en ellas) y hasta con los colgadores nos hemos dado un
capricho. Hemos tenido que comprar un estantería industrial de tres metros de
alto que ya está llena de libros. Somos más mayores y menos impulsivas, pero
seguimos igual de locas. Queremos
comernos el mundo y no tenemos miedo al trabajo o al fracaso. Seguimos oyendo
“ahora viene lo peor” pero ya nadie nos dice eso de “es un mal momento para
tener un estudio”
Hace poco vino un antiguo conocido.
Un emprendedor nato. Alguien con visión de negocio al que la vida recompensó
tantas horas de trabajo y esfuerzo. “Si cuando te levantas esperas conseguir la
luna, es probable que te encabrones. Pero si
tienes claro lo que quieres y cada día que vas a trabajar te das cuenta de que
eres afortunado, puede que sin darte cuenta algún día lo que tengas bajo tus
pies sea esa luna que siempre viste tan lejos”
Después de estos cuatro años, en
días como hoy en los que cuando venimos a trabajar sólo hay parejas etílicas de
vuelta a casa, bares con las persianas a medio subir y nos paran en un control
de alcoholemia (buen regalo de aniversario); nos seguimos sintiendo afortunadas. Porque nos apasiona nuestro
trabajo y nos satisface ver cómo la
mayor parte de los que empezaron con nosotras siguen confiando en nuestras
ideas. A todos ellos, a los recién llegados, a los de casa y a nuestro pequeño
pero exclusivo club de fans: muchas gracias.
Larga vida a la publicidad.
Larga vida a La Consulta Creativa.